Gadamer (1977). “Toda comprensión tiene un carácter esencialmente prejuicioso”. Este autor con respecto al prejuicio nos dice lo siguiente: prejuicio no significa (juicio falso), sino “juicio que se forma antes de la convalidación definitiva de todos los momentos que son objetivamente determinantes”. En otras palabras prejuicio no es juicio sin fundamento. No podemos juzgar la tradición ni la historia desde fuera. Es desde la misma tradición como se hacen re-ajustes de ella por medio de la práctica hermenéutica de los sujetos que en ella viven (círculo hermenéutico). Por tanto, la tradición se entrega transformada a los que vienen después precisamente por esos procesos interpretativos de los que viven en ella en un momento dado. En este sentido el círculo hermenéutico no es un círculo vicioso porque en él se da siempre un proceso de corrección de anticipaciones. Se trata de un proceso holístico y dinámico de co-determinación dialéctica entre el todo y la parte. Anticipación del significado de la totalidad del texto que nos guía en la interpretación de las partes que a su vez nos guían en la interpretación del todo en una espiral. De tal manera que esto es lo fundamental del círculo hermenéutico: su movimiento de autocorrección dialéctica de anticipaciones de sentido. Para Gadamer (op.cit), “una conciencia formada hermenéuticamente tiene que mostrarse receptiva desde el principio para la alteridad del texto”. Ahora bien, con la fusión de horizontes y el lenguaje, siempre nos acercamos con prejuicios a un texto que queremos comprender. Por tanto nos acercamos condicionados por el poder de una tradición siendo este el mecanismo básico a partir del cual será posible el acto de comprender. En concordancia con lo anterior el proceso de fusión de horizontes. Es el modelo es el de la pregunta-respuesta. Por tanto, los horizontes que se fusionan son las tradiciones finitas de los interlocutores a partir de las preguntas que se dirigen unos a otros y cuyas respuestas hacen modificar las respectivas anticipaciones de sentido. Es decir, el acto de fusión de horizontes pone en práctica el proceso del círculo hermenéutico. De tal manera que, la fusión de horizontes es la comprensión, que no es otra cosa que envolver la perspectiva del otro, entrar en diálogo con el otro, ya sea éste una persona, un pueblo, un texto. En concordancia con lo anterior la fusión de horizontes se logra cuando ampliamos nuestro horizonte (limitado, histórico, finito). El horizonte del intérprete se abre, se amplia, se extiende hasta aceptar lo extraño. Con ello logramos un nuevo horizonte comprensivo que incluye horizontes, en origen, diferentes. Pero, para ello, como afirma Gadamer (op.cit), debemos tener una conciencia hermenéuticamente educada: la que nos hace sensibles a la alteridad del texto, a la alteridad del otro. (Ylmer Suárez).
Referencia:
Gadamer, H. (1977). Verdad y Método. Sígueme. Salamanca.
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